miércoles, 12 de octubre de 2011

Lluvia para dormir


Me siento bastante cansada y mientras se acerca cada vez más la hora de dormir, mis ojos se cierran frente al televisor encendido sin sentido. Tengo que pasarme a la cama, y si ya estoy llegando al estado inconsciente de los sueños, mejor me acomodo para estar ahí por lo menos 6 horas. Empiezo los rituales necesarios antes de dormir, disfruto el bostezar constante y me acomodo bajo las sábanas.

Hay algo muy malo en todo esto: el sueño ya no esta ahí. Por más cansada que me siento no puedo sólo cerrar los ojos y conciliar el sueño. Cambio mi posición; probablemente es el cuello. Si, puede ser que el cuello no esté cómodo. Me cambio de lugar y tampoco me acomodo. Boca abajo siempre funciona, sobre todo porque descansa mucho mas la espalda, pero esa posición altera mi manera de respirar. Entonces boca arriba; así respiro, el cuello está en una posición cómoda, mi espalda también... pero tampoco funciona.

Comienzo a desesperarme, ya no puedo más y es que en ese tiempo tan sagrado que debemos tomar para descansar, simplemente no puedo hacerlo. Cambio constantemente de posición y eso solo hace que me desespere más. Las sábanas en la cama ya no están en su lugar y cada vez que doy vuelta tengo que buscar las esquinas para poder taparme.

Sin aviso previo empieza a llover. No es una lluvia normal, es un pequeño diluvio. Las gotas caen con tanta rapidez que rebotan en el piso, tocando las ventanas y produciendo una melodía peculiar. También rebotan con la puerta y ese sonido ya no es tan agradable, aunado a los relámpagos que puedo percibir a pesar de tener los ojos cerrados y me alertan del estruendoso ruido que seguirá a la luz.

¡No puedo más! Definitivamente esta es una noche en la que no podré dormir. ¡Así pasa!. Mejor lo acepto, me lleno de energía, me levanto y hago algo productivo.

En ese intento por levantarme, empiezo a escuchar con mas atención los sonidos que produce la lluvia. Un goteo constante, fuerte, armónico, que junto con la luz de los relámpagos y el estruendo de los truenos hacen una orquesta bastante especial, y mi mente se empieza a ir, a encontrar en esos sonidos tranquilidad que relaja y me voy, pasando al mundo de los sueños en muy poco tiempo.

¡Buenas Lunas!

Abro los ojos. No puedo creer que la lluvia durara toda la noche. Probablemente fue un sueño. Me levanto de la cama y me asomo por la puerta. Si llovió, no fue un sueño.

Lluvia para dormir, esa es la solución.

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