Hoy, después de 3 semanas de no poder manejar a Romeo, lo logré! Lo logré sin que me doliera nada y con toda la confianza de que si bajaba mi pie no iba a ser torturado por el dolor del peso.
Por fin pude ir a trabajar en Romeo y tras tres semanas de abstinencia, puedo decir que fue un gran placer. Ponerme el casco, sentir el aire frío en mi cara, escuchar el viento pasar... qué gran decisión fue esa de adquirir a Romeo... puff!! no me acordaba todo eso que me gusta de Romeo.
Aún me impone, no me atrevo a levantarlo a gran velocidad ni a manejar de noche, no me atrevo a salir del carril de baja y las vueltas siempre han sido un poco complicadas por la inclinación, pero hoy, con toda la intención de retomar a Romeo, decidí no sentir miedo, no disminuir la velocidad en la curva para poder inclinarme y solo dejarme fusionar con la moto para que fuera quien me guiara. Y qué grata sorpresa fue ver que, efectivamente, me guía por completo.
Hoy es el primer día que pude inclinar a Romeo en una curva sin miedo, hoy pasé todos los topes sin problema, hoy no deje que me empujaran hacia un carril que no era el mío, y pude hacer los cambios perfectamente sin tener que pensarlo. Hoy descubrí que ese cambio que em costaba mucho es demasiado sencillo, y que quitar las direccionales no implica ninguna falta de equilibrio, hoy pude saludar a alguien con mi mano mientras iba en Romeo.
Hoy todo fluyó, fluyó como nunca había fluido. Hoy Candy empieza una relación seria con Romeo.
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