Hoy fue la primera vez que Romeo y yo salimos a la carretera. me sacudí todos los miedos y me atreví a hacer algo que nunca había hecho y que implica un esfuerzo físico al que no me había sometido.
La cita era a las 5 de a tarde, y debo confesar que más de una vez pasó por mi cabeza desertar ante tal empresa, porque estaba desvelada, porque estaba cansada, porque tenia visitas, porque no he podido estar con mis perros... pero la verdad es que cada vez que pensaba en algo así no sonaba en mis cabeza más que la palabra pretextos. Uno puede postergar todo lo que quiera el hacer una cosa, pero no importa cuanto lo postergues, es un hecho que nunca te sentirás lo suficientemente listo para intentarlo, así que lo mejor es hacerlo así, sin más, de una vez...
Me puse todo mi equipo, prendí a Romeo y partí al punto de encuentro. Durante el camino seguí teniendo mis dudas y pensaba una y otra vez si en realidad estaba lista para hacerlo. Al ver llegar a Daniel ya no pude hacerme para atrás ni esconderme en ningún lado, así que me armé de valor y me subí a la moto tratando de seguir sus instrucciones.
Una vez que entramos a la carretera, todo cambió. El ruido en el casco, la vibración en el volante, en aire en la chamarra y el pantalón... ufff Algo que juro que no había sentido antes. Por supuesto no subimos mucho la velocidad por culpa mía, pero creo que no lo hice nada mal para ser la primera vez. Una vez que llegamos a Salamanca, llegó Chispol porque íbamos a ir a otro lado emprendimos nuevamente el camino. Oh sorpresa cuando llegamos a la carretera que querían tomar. Una carretera llena de curvas, de solo dos carriles y de paisajes hermosos. Como las dos bellas personas que son, Daniel y Chispol me dejaron en medio de la alineación y así emprendimos la subida en las curvas. Uno cree que esas cosas con fáciles, pero mas de 1 vez sentí como mi corazón bombeaba de más para hacer llegar la suficiente sangre a mi cerebro y a mis músculos para reaccionar a tiempo. Fue sin duda mucho más fácil la ida que el regreso, regresé con mucho más cautela en las curvas y pensando cada uno de mis movimientos.
La sensación de ir en la moto, en un grupo, a diferentes velocidades y todos al pendiente de todos hizo que liberara todo lo que ha pasado en las últimas semanas. Esa sensación del aire en el casco y el ruido que genera el aire mientras pasa hizo que mis oídos se cerraran por un tiempo a palabras necias.
Creo que he encontrado una manera más de apagar mi mente y enfocarla en una sola cosa... manejar a Romeo.
Por supuesto, mil mil gracias Daniel y Chispol por haberme acompañado. Mil mil gracias por ayudarme a hacer esto por primera vez, por la paciencia y las enseñanzas. Mil gracias por enseñarme que esto es una de las mejores actividades que pude haber escogido. En serio, mil gracias!
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