sábado, 26 de abril de 2014
Hoy después de varios años decidí regresar a ver el fútbol de manera religiosa, y qué mejor manera de empezar de nuevo que con el partido de mis PUMAS contra el Cruz Azul. Lástima de partido, en realidad un espectáculo muy flojo y con un resultado no favorecedor para mi equipo, pero sin duda es algo que disfruté como hace mucho no lo hacía.
Para mi fortuna, el primer gol fue anotado por mis PUMAS a casi 20 minutos de que se acabara el juego, y esa euforia de gritar con desconocidos al lado era algo que había olvidado. Claro que uno sabe que el fútbol no se acaba hasta que se acaba, pero poder celebrar algo como un gol en un bar con completos desconocidos es sin duda una de las cosas mas divertidas que uno puede experimentar. Por supuesto, así como hay quienes celebran, hay quienes lamentan el mismo gol, así que esa mezcla de emociones, todas exponenciadas por la euforia, llenan el lugar de una sensación tan extraña, pero tan llena de energía, que todo aquello por lo que te estresaste en la semana desaparece, así sin más, y te deja sacar todo lo que ya no necesitas para llenarte nuevamente de energía positiva.
Por supuesto, yo tuve que lamentar dos veces más porque perdimos 2 a 1, pero esta tarde fue sin duda una de esas tardes que me hacen recordar que YO AMO EL FÚTBOL!
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