Creo que desde niña me ha gustado eso de jugar a la maestra. recuerdo perfecto que teníamos un pizarrón enorme en casa, en el garage, de esos verdes que aún usaban gis, y siempre era muy feliz usándolo. No saben la emoción que me daba tener que usarlo durante los 4 años que tuve la gran oportunidad de dar clases en la Freinet. Siempre tenia mis plumones de colores y trataba de explicar como despejar fórmulas con diferentes colores.
Incluso durante el doctorado no podía vivir sin mi pizarrón. Ahí planeábamos los experimentos, nos dejábamos recaditos, anotábamos cuántas ratas necesitábamos y esas cosas de planeación que me fascinan.
Después, cuando empezó mi vida laboral, ya no podía vivir sin un pizarrón, y es que mi cabeza funciona si y solo si escribo lo que hago, lo pongo en dibujitos y con miles de flechitas y anotamos nombres para las responsabilidades de cada quien.
En mi nueva oficina es una cosa fenomenal, porque es como una pecera! Hay miles de ventanas que pueden ser usadas como pizarrón, y la verdad es que el pizarrón que me llevé es muy pequeño y no es suficiente cuando hay tantas cosas que planear.
Así que hoy, el chico que está haciendo sus prácticas conmigo, logró conseguir esos hermosos plumones fluorescentes que son especial para escribir en el vidrio :) y no saben que felicidad es saber que ¡por fin! tengo un lienzo enorme para apuntar todas mis ideas.
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