martes, 15 de abril de 2014
Hay algo entre los árboles viejos y grandes y yo. No se que ha sido, pero nuestra relación es vieja y amorosa.
Xalapa está llena de árboles viejos y grandes. Los hay en las plazas principales, en los camellones, en las entradas de los fraccionamientos que llevan ese nombre...
Pero uno de los árboles más viejos y grandes está a las afueras de Xalapa, en un municipio vecino llamado El Lencero. Es una higuera gigantesca, majestuosa, que según la leyenda lleva mas de 500 años erguida. Que vio pasar al soldado de Hernán Cortés que habitó esta casa por primera vez, a Jerónimo Pérez de Salazar, a Don Rafael Murillo Camacho y por supuesto a Antonio López de Santa Ana.
Esta higuera nos acompañó en nuestra graduación mientras vestíamos togas y disfrutábamos haber vencido a los "profes" de la Universidad. Esta higuera ha visto pasar a miles de turistas a lo largo de los años, y a todos ha impresionado. Esta higuera ha sido la inspiración de miles y el desahogo de otros tantos.
Hoy, después de muchos años por fin visité la higuera de nuevo. La pobre higuera está tan cansada que ahora necesita un poco de ayuda extra para mantenerse, ya que el tiempo poco a poco la está venciendo. Quizá esta cansada de escuchar las mismas quejas una y otra vez, quizá está cansada de ver como todos los turistas se siguen preocupando por cosas que pasan en un rango de 100 años, cuando esta higuera ha pasado 5 veces por eso. Quizá está triste porque sin importar lo que pase, la humanidad se sigue ahogando en cosas tan poco trascendentes para el universo, tan poco importantes... quizá la higuera empezó a descubrir que no importa cuanto demuestre lo fácil que es vivir y mantenerse erguido, a la humanidad le parece poco, muy poco...
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